La traducción del lenguaje ofensivo y tabú

insulto

Dentro de algunos ámbitos de la traducción, el trasvase del lenguaje ofensivo y tabú es un tema muy delicado, ya que implica la toma de decisiones traductológicas que pueden afectar la sensibilidad del espectador. Por eso, durante muchos años, en la práctica habitual de la TAV y de la localización de videojuegos se creyó necesario suavizar o censurar este tipo de lenguaje mediante distintas estrategias como la omisión del término, la adaptación del mismo o el uso de símbolos (#@!%¡#&), como podemos ver en la mayoría de los programas de MTV a través de los años. Sin embargo, estas estrategias (que hoy en día todavía se utilizan) suponen la pérdida del significado, el tono y la función dramática del texto, lo que también conlleva la falta de la naturalidad del mismo. En ese caso, entran en conflicto dos de nuestras reglas traductoriles de oro: “no omitirás, no agregarás, ni modificarás” y «transmitirás todo de la manera más correcta y natural posible». ¿A cuál de las dos le hacemos caso?

Yo coincido con Xiosé Castro, quien sostiene que «debemos traicionar intencionadamente al texto cuando nos encontramos expresiones vulgares y malsonantes, mucho más variadas en nuestra lengua que en inglés y que, sin embargo, se ven una y otra vez mutiladas por la falta de imaginación de algunos traductores (jodido, jódete, bastardo, etc.). El habla vulgar y la germanía también es muy fértil en castellano y no se le saca todo el partido por miedo a hacer una adaptación demasiado libre del texto original» (Castro, 1997, en Pérez Gómez, 2017).

Lamentablemente, la traducción del lenguaje ofensivo sigue siendo un tabú tanto en los ámbitos académicos como en la práctica diaria. «A pesar de la frecuencia de su uso, la información que proporcionan los diccionarios bilingües es parcial y su traducción no aparece sistematizada ni en los diccionarios ni en las gramáticas de uso del inglés» (Rojo y Valenzuela, 2000). Por ende, la falta de herramientas para trasvasar estos términos con naturalidad se hace evidente y se recurre con frecuencia a la traducción literal. Scheherezade Surià nos brinda algunos ejemplos, en una de las entradas de su blog, sobre las malas traducciones de «suck» al español y destaca una de las escenas de St. Elmo, punto de encuentro, donde se traduce literalmente «love sucks» como “el amor chupa”, cuando probablemente debería haber sido traducido como “el amor es una mierda”.

El lenguaje ofensivo y tabú

Según la ubicación geográfica, existen diferentes términos que aluden al lenguaje ofensivo, tales como malas palabras, palabrotas, blasfemias, palabras tabú, tacos, lenguaje soez o palabras malsonantes. Sin embargo, no todas tienen exactamente el mismo significado. El DRAE define a las palabrotas como «dichos ofensivos, indecentes o groseros», mientras que a las blasfemias las define, en primer lugar, como “palabras injuriosas contra Dios, la Virgen o los Santos” y, en segundo lugar, como “palabras gravemente injuriosas contra alguien”. A partir de esto podemos inferir que existe una diferencia fundamental entre las palabras que son ofensivas (palabrotas) y las injuriosas  contra Dios (blasfemias), ya que cumplen diferentes funciones.

Según Susanne Ghassempur (2009), estas palabras pueden cumplir tres tipos de funciones:

1) Función catártica: el hablante dirige la palabra ofensiva o tabú a sí mismo, ya que la dice de forma casi instintiva cuando le ocurre algo inesperado o desagradable. De esta forma, el hablante logra liberar energía y eso le ayuda a recuperar el balance emocional. Por ejemplo, este sería el caso de cuando nos golpeamos el dedo chiquito del pie con la pata de la cama y decimos de forma exclamativa «¡la puta madre!», lo cual sería una posible traducción, aunque demasiado argentina, de «fuck».

2) Función abusiva: a diferencia de la función anterior, la palabra ofensiva o tabú requiere necesariamente de la presencia de otra persona. Acá es donde entran todas las malas palabras o palabrotas, las cuales se utilizan de forma apelativa, tales como «sos un hijo de puta».

3) Función social: esta función no está relacionada con las anteriores. Se basa en el uso de expresiones que manifiestan sorpresa y agrado, en vez de agresividad o frustración. Por ejemplo, en inglés se usan frases como «un-fucking-believable!», mientras que en algún rinconcito de Argentina podemos escuchar «¡no te la puedo creer, boludo!».  Acá es donde María Cecilia Aincibu (2004) tiene razón al decir que “muchas veces se dicen malas palabras sin insultar» y que «los argentinos dicen boludo continuamente e incluso las chicas -obviamente en la versión femenina boluda- se lo dicen entre ellas demostrando una completa ignorancia anatómica o un corolario inesperado a la famosa envidia freudiana».

Además de las funciones, también existe una distinción muy interesante de Ávila-Cabrera (2016) entre las palabras ofensivas y las tabú:

‘Offensive words’ refer to terms that are considered derogatory, abusive and/or insulting, whereas ‘taboo words’ may be regarded as unwelcome terms depending on the context, culture and language in which they are uttered, this is why taboo words are often described as unpleasant or ugly sounding and why they are miscalled dirty words. (Ávila-Cabrera, 2016)

En simples palabras, el lenguaje ofensivo tiene como objetivo insultar u ofender a otra persona (o a uno mismo, en el caso de la función catártica), mientras que el lenguaje tabú se trata de palabras «prohibidas» o inaceptables por una sociedad o religión. Es por esto que a veces recurrimos a usar «eufemismos», los cuales sí se consideran aceptables. Las palabras tabú generalmente están relacionadas con temas comunes, como los procesos fisiológicos (por eso decimos «popó» en vez de «caca/excremento»), la muerte (decimos «finado» en vez de «muerto»), el sexo (decimos «hacer el amor» en vez de «tener sexo» o «trabajadora sexual» en vez de «prostituta») y los defectos físicos/psíquicos (decimos «hombre de color» en vez de «negro»).

A partir de dos grupos de palabras, Ávila-Cabrera desarrolla subcategorías y tipos que facilitan una identificación y clasificación más delicada de los mismos.

taxonomy
Clasificación de los términos ofensivos y tabú según Ávila-Cabrera (2014)

No pretendo adentrarme mucho en el análisis de esta clasificación, sino utilizarla de modo ilustrativo para justificar mi decisión de adoptar el término «lenguaje ofensivo y tabú» en vez de términos como «insultos», «palabras malsonantes» o «malas palabras».

Cabe destacar que este último término, utilizado comúnmente en Argentina, curiosamente no está incorporado en el Diccionario de la Real Academia Española; sí se incluye «palabras buenas», el cual se define como «expresiones o promesas corteses, dichas con intención de agradar y convencer». Fontanarrosa, en una pequeña reflexión humorística que hizo en el Congreso Internacional de la Lengua Española en Rosario, se plantea el origen de este término:

«La pregunta es por qué son malas las malas palabras. ¿Quién las define? ¿Son malas porque les pegan a las otras palabras? ¿Son de mala calidad porque se deterioran y se dejan de usar? Tienen actitudes reñidas con la moral, obviamente. No sé quién las define como malas palabras. Tal vez al marginarlas las hemos derivado en palabras malas, ¿no es cierto? […] Pienso que las malas palabras brindan otros matices. Yo soy fundamentalmente dibujante, manejo mal el color pero sé que cuantos más matices tenga, uno más se puede defender para expresar o transmitir algo. Hay palabras de las denominadas malas palabras, que son irremplazables: por sonoridad, por fuerza y por contextura física.» (Fontanarrosa, 2004)

Y, si todavía existe alguna duda de que las malas palabras son esenciales en el lenguaje cotidiano de un argentino, les aconsejo que miren el siguiente video:

Las dificultades de la traducción del lenguaje ofensivo y tabú

Es fácil pensar que la solución al problema del lenguaje ofensivo y tabú es traducir la palabra de la LO por otra equivalente en la LM y listo. Sin embargo, hay muchos aspectos a tener en cuenta debido a las dificultades que se presentan en la práctica.

  1. Términos polisémicos: existen palabras como fuck, que tienen diferentes equivalentes según su contexto. Por ejemplo, el diccionario en línea de Oxford nos ofrece las opciones «joder», «tirar», «follar», «coger», «chingar», «carajo» y «coño», entre otras. Esto también ocurre con la palabra shit, la cual puede significar «mierda», «carajo» y «joder», entre otras. Además de ser polisémicas, estas palabras presentan una combinatoria muy versátil con otras palabras, lo cual dificulta un poco más su traducción.
    e030c7c2dcc34d10653e6e9b17a3aa09Por suerte, existen traductores que no consideran este tema un tabú y que han realizado contribuciones al respecto. Este es el caso de Scheherezade Suriá, quien publicó La traducción del lenguaje malsonante. Cómo traducir shit y fucking, una guía muy práctica, aunque más enfocada en el español de España.
  2. El español «neutro»: Como bien sabemos, en América Latina tenemos la necesidad de producir traducciones con un español homogéneo y entendible para todos los países que la componen. Es evidente que esta laboriosa tarea se dificulta un poco más ya que cada país tiene su propio dialecto, por lo que no todos tendrán las mismas palabras ofensivas y tabú. Generalmente esta es la primer causa por la que caemos en las «maldiciones» que suenan extrañamente «perras» y hacen que los traductores parezcamos «idiotas». Pero no tiene por qué ser así. Tenemos un lenguaje muy rico con una variedad muy amplia de palabras y expresiones que podemos utilizar. We just have to think outside the box!
  3. La intensidad: En muchas ocasiones, por un lado, podemos encontrar traducciones de términos que parecen ser equivalentes pero cuyo efecto en el receptor tiene una intensidad diferente. Este es el caso de «stupid» y «estúpido». El diccionario Cambridge lo define como «silly or unwise; showing poor judgment or little intelligence», mientras que la RAE sostiene que «estúpido» significa «necio, falto de inteligencia». El término en inglés tiende a referirse a situaciones u objetos, mientras que en español está relacionado principalmente con las personas y su intensidad es mayor.Por otro lado, también puede ocurrir que el traductor opte por una traducción con igual significado pero menor intensidad. Por ejemplo, no es lo mismo traducir «I don’t give a fuck!» por «¡No me importa una mierda/un carajo!», que traducirlo como «¡No me importa un comino/bledo!». En este caso, puede que la toma de esa decisión esté influenciada por el contexto en el que se va a publicar. Sin embargo, lo ideal es evitar bajar la intensidad siempre que se pueda.
  4. La audiencia: Según el sistema de clasificación de las películas según la edad del espectador y el país al que esté dirigido, los subtítulos pueden verse afectados. Si bien el contenido original debería respetar este sistema, las películas que se transmiten por canales de televisión, en algunos países, pueden tener restricciones de contenido y sufrir modificaciones o censuras. Por ejemplo, en Argentina existe una Ley de Medios que establece «el horario de protección al menor», también conocido como «el horario Apto para Todo Público», entre las 6 h y las 22 h. La clasificación ATP no incluye desnudez, sangre, alcohol o insultos (aunque, a veces, este último se admite en las comedias), por lo que el lenguaje ofensivo y tabú en los subtitulos se verá afectado.

Estrategias para la traducción del lenguaje ofensivo y tabú

Ávila Cabrera, en su trabajo El tratamiento de los términos ofensivos y tabú en la subtitulación de Reservoir Dogs al español (2016), detalla las siguientes estrategias:

  1. Traducción literal: se traduce palabra por palabra, respetando la gramática del idioma meta. A modo de ilustración, aquí tienen dos segmentos de MARLON WAYENS: WOKE-ISH, un show de comedia disponible en Netflix:

    Voz original

    Voz subtitulada

    Comentario

    I didn’t graduate. I don’t know all that shit. Sí, no me gradué. No me sé esa mierda. Traducción literal. Se mantuvo el significado en el TM.
    I know i’m talking shit about the Kardashians… Sé que hablo mierda de las Kardashian… Traducción literal. Se mantuvo el significado en el TM.

    Sin embargo, no todos los casos de traducción literal son correctos.

    Voz original

    Voz subtitulada

    No, bitch. I ain’t okay. No, perra, no.

    Si bien se ha normalizado el término «perra» en el español gracias a la influencia de su uso en las películas y en las series, existen otras opciones más adecuadas como «puta» o «zorra».

  2. Préstamo: se utiliza un término del texto de origen en el texto meta. Generalmente se recurre a esto para resaltar el término en el TM.
  3. Calcos: se traduce de manera literal pero el resultado no es idiomático.
  4. Explicitación: se especifica el término en el TO para que la audiencia pueda comprender su significado.
  5. Sustitución: se reemplaza un término por otro para transmitir mayor naturalidad.

    Voz original

    Voz subtitulada

    Fuck your school. ¡A la mierda la escuela!
    Fuck your positivity. ¡A la mierda ser positivo!
    The motherfucker’s wig fall off. La puta peluca se le cae.

    En los 3 ejemplos anteriores, extraídos de MARLON WAYENS: WOKE-ISH, el traductor elige evitar una traducción literal y sustituye los términos para lograr una mayor naturalidad.

  6. Transposición: se utilizan términos o frases que permitan compensar las diferencias culturales entre ambas lenguas. Se trata de acercar el concepto de la LO a la LM usando un referente equivalente de una cultura a otra para causar el mismo efecto. Observen el excelente ejemplo que brinda Ávila Cabrera (2016) en su trabajo:

    «En Reservoir Dogs, Mr White hace referencia a una japonesa como the Jap [la japo]. El subtitulador traduce este sintagma por “chinita”, probablemente dado que en la cultura meta no sea frecuente hablar de los japoneses de forma despectiva pero sí en el caso de los chinos. Se puede decir que esta transposición transmite la carga racista que contiene el diálogo original.»

  7. Recreación Léxica: al enfrentarse a un término inventado en la lengua de origen, se recrea el mismo en la lengua meta intentando causar el mismo efecto en la audiencia.
  8. Compensación: se agrega una palabra ofensiva o tabú para agregar carga emocional en el TM.
  9. Omisión: por restricciones técnicas en el subtitulado, se elimina el término o la frase en el TM. En el siguiente ejemplo, también extraído de MARLON WAYENS: WOKE-ISH, podemos observar cómo el traductor omite el primer término y sustituye el segundo. En este caso, una traducción literal podría haber tenido otro impacto en la audiencia debido a que en español tendría una mayor intensidad.

    Voz original

    Voz subtitulada

    That shit is hard on your family ‘cause love and unconditional acceptance is a motherfucker. Es duro para la familia. Porque el amor y la aceptación están cabrones.
    Sew that shit up, jesus. Cóselo bien, jesús.
  10. Reformulación: se parafrasea la idea en el TM para expresarse de manera idiomática y natural.

Ávila-Cabrera también sostiene que, dependiendo del impacto que se pueda causar en la audiencia, existen varios procesos para trasvasar el significado de estos términos:

  1. Suavizar: se produce un efecto menor, pero se transmiten la carga y la intención originales del hablante. Como podrán observar a continuación en unos segmentos extraídos de Agustín Aristarán: Soy Rada, un show de comedia disponible en Netflix; si bien se suavizan los términos, se traduce con naturalidad y el efecto en el hablante es el mismo.

    VO

    VS

    ¡Qué clima de mierda que nos tocó hoy! What awful weather today, huh?
    Pero qué día de mierda nos tocó hoy, ¡eh! What an awful day, huh?

    No obstante, no todos los casos de suavizado son correctos. A veces se opta por suavizar al no encontrar un término equivalente, aun sabiendo que eso significa la pérdida de intensidad. Por ejemplo, observen los siguientes ejemplos del mismo show:

    VO

    VS

    Lo dijo como el culo igual. Awful anyway.
    La paso como el orto. I’m having an awful time.
  2. Mantener: se produce el mismo efecto que en el TO. Para ilustrar esta idea, la cual es bastante simple, tenemos algunos ejemplos de Agustín Aristarán: Soy Rada:

    VO

    VS

    Andate a cagar. Screw you.
    Usted póngase ultimo por sorete. Stand last for being a dick.
  3. Intensificar: se aumenta el efecto y la carga ofensiva. En el siguiente ejemplo podrán ver como el traductor de Agustín Aristarán: Soy Rada decidió usar «fucker» por «sorete». El término en inglés tiene una carga ofensiva mayor que el término del español. Sin embargo, a pesar del cambio en intensidad, la traducción resulta natural y apropiada para la audiencia.
    VO VS
    Le van a dar un nobel a ese sorete. Soon that fucker will get a nobel prize.
  4. Neutralizar: se reemplaza el término original por otro equivalente, pero que anula la carga ofensiva en el TM. Aquí tenemos otro ejemplo del programa Agustín Aristarán: Soy Rada:

    VO VS
    Si. La verdad es que todo es de otra manera, boludo. Yeah, it’s another way of living, dude.
  5. Omitir: se elimina el término y se borra cualquier carga ofensiva en el TM. Ya vimos esto en la sección anterior, donde hablábamos de las estratégias de traducción. No obstante, les dejo un pequeño ejemplo de una forma errónea de utilizar la omisión para suavizar el efecto en el espectador.
    VO VS
    Loco de mierda. Crazy son of a…

    Este ejemplo también lo obtuve de Agustín Aristarán: Soy Rada. Podemos ver que, a lo largo del programa, el actor principal utiliza un lenguaje ofensivo y tabú muy variado, apelando a la comedia. Por lo tanto, la omisión de la palabra ofensiva y la sustitución de la misma por puntos suspensivos es indudablemente un mal uso de la omisión.

¿Qué opinan ustedes del tema? ¿Les parecen bien las soluciones que brindan algunos traductores en los ejemplos mencionados? ¿Cómo abordarían ustedes la traducción del lenguaje ofensivo y tabú?

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Para más información sobre el tema:

Allan, Keith y Kate Burridge. (2006). Forbidden Words. Taboo and the Censoring of Language. Cambridge/New York: Cambridge University Press

Ainciburu, M.C. (2004). Buscando palabrotas en el diccionario: las malas palabras como cartilla de tornasol en la enseñanza ELE. http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/asele/pdf/15/15_0101.pdf

Ávila Cabrera, J.J. (2015). Propuesta de modelo de análisis del lenguaje ofensivo y tabú en la subtitulación. Verbeia. Revista de estudios filológicos. (0), 8-27. https://www.academia.edu/12456538/Propuesta_de_modelo_de_an%C3%A1lisis_del_leng uaje_ofensivo_y_tab%C3%BA_en_la_subtitulaci%C3%B3n._Verbeia._Revista_de_estudios_fil ol%C3%B3gicos_0_8-27

Ávila Cabrera, J.J. (2016). The treatment of offensive and taboo language in the subtitling of Reservoir Dogs into Spanish. TRANS: revista de traductología. 1(20), 25-40. https://www.academia.edu/22967488/The_treatment_of_offensive_and_taboo_language_i n_the_subtitling_of_Reservoir_Dogs_into_Spanish._TRANS_20_25-40

Calvo, A. (2011). Sobre el tabú, el tabú lingüístico y su estado de la cuestión. Káñina, Rev. Artes y Letras. 35(2), 121-145. http://revistas.ucr.ac.cr/index.php/kanina/article/viewFile/558/617

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Surià, S. (2012). El traductor insolente: traducir el lenguaje soez [Blog]. https://enlalunadebabel.com/2012/12/10/el-traductor-insolente-traducir-el-lenguaje-soez/

Surià, S. (2016). La censura como estrategia de traducción [Mensaje en un blog]. https://enlalunadebabel.com/2016/04/11/la-censura-como-estrategia-detraduccion/

Tabú. (2014). Diccionario de la lengua española (23.a ed.) [versión electrónica]. http://dle.rae.es/?id=YtmZJ7h

Expletivo. (2014). Diccionario de la lengua española (23.a ed.) [versión electrónica]. http://dle.rae.es/?id=HJP1PsC


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