ENTREVISTA: Jessica Leiva Rojo, traductora audiovisual y localizadora de videojuegos

¡Hoy les traigo un nuevo segmento de entrevistas al blog! La idea es poder brindarles una visión distinta y enriquecedora sobre esta hermosa profesión.  Hoy tenemos el agrado de leer la historia de una querida colega que desmintió el mito que rondaba en los pasillos de nuestra facultad de «no se puede vivir de la traducción» y que nos demostró que la perseverancia lo es todo.

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Jessica junto a la famosa salamandra del Park Güell, diseñado por el genio Antoni Gaudi.

Jessica Leiva Rojo es Traductora Pública Inglés – Español recibida de la Universidad Nacional de Cuyo en el año 2014. Empezó a trabajar para una agencia canadiense especializada en localización en el año 2015, experiencia que la incentivó a especializarse en traducción audiovisual y a estudiar una maestría en Barcelona, España (2016/2017). Hoy en día, Jessica reside en Mendoza, Argentina, y continua trabajando para la misma agencia.

 

  • ¿Cómo fue tu experiencia luego de recibirte como traductora? 

J: Tuve la suerte de poder dedicarme al estudio por completo, sin necesidad de trabajar a la par. Por esa razón, y gracias a mi esfuerzo, logré terminar la carrera de grado en los cuatro años establecidos por el plan de estudio. Una vez recibida, emprendí la ardua tarea de buscar trabajo, principalmente por Internet. Empecé a buscar agencias de traducción en Google y a mandar mi CV. De más está decir que esto no fue demasiado efectivo. También me creé un perfil en LinkedIn, que debo hacerle justicia por lo útil que me resultó a la hora de conseguir mi primer trabajo como traductora. A través de este medio me contactó una agencia canadiense especializada en localización (traducción de software, páginas web y videojuegos), me hicieron una entrevista por chat y una pequeña prueba de traducción, la cual aprobé. Luego de eso me mandaron un contrato para que lo firmara, y ya al otro día me incluyeron en un proyecto de traducción como revisora. Parece que les gustaron los comentarios que le hice a la traductora con la que me tocó trabajar en esa instancia inicial; di una buena primera impresión, lo cual me llenó de orgullo. De a poco me fueron enviando batches (en este caso, textos que forman parte del contenido de videojuegos) para traducir y, sinceramente, la relación laboral funcionó bastante bien. Yo cumplía con mis responsabilidades en tiempo y forma, y, de parte de la agencia, ellos cumplían con los pagos también en tiempo y forma. Al día de hoy, llevo felizmente trabajando para ellos dos años y siete meses.

  • ¿Crees que es importante tener presencia en las redes sociales? 

J: Sí, totalmente. Sobre todo en redes profesionales como LinkedIn (ya conté mi historia en la respuesta anterior, ja) y UpWork. Esta última está especialmente diseñada para freelancers de diversas categorías que pueden encontrar clientes para ofrecer nuestros servicios y proyectos en los que colaborar. Lo que no me parece muy recomendable es hacerse un perfil profesional en Facebook porque la red en sí no está pensada para eso. Si bien tiene mucho alcance a la hora de promocionarse y llegar a mucha gente, yo no la usaría para venderme como profesional independiente. Si se es parte de una empresa, ahí la cosa cambia.

  • ¿Qué te llevó a decidir hacer un posgrado? ¿Qué podés contarnos al respecto?

22471575_1731344503826952_132178691_nJ: Justamente fue mi primera experiencia laboral la que me llevó por el camino de la traducción audiovisual. Si bien soy traductora pública, nunca me atrajo demasiado la traducción jurídica o financiera como salida laboral. Siempre sentí más inclinación por el lado creativo, que es perfectamente explotable en el plano lingüístico. En un primer momento mi mayor sueño era convertirme en traductora literaria por mi gran amor por la literatura. De hecho, he traducido varios de mis cuentos preferidos del inglés al español, como hobby. Sin embargo, al proyectarme profesionalmente no le veía mucho futuro a este campo de traducción, sobre todo por el auge que ha tenido Internet estas últimas décadas. Me pareció más conveniente tirarme para el lado de lo audiovisual, que ya un poco sabía de qué se trataba por estar traduciendo videojuegos. Entonces, empecé a investigar la oferta educativa de las universidades españolas, que destacan por la gran variedad de opciones en el ámbito de la traducción. Finalmente, y luego de consultar con algunos colegas argentinos, me postulé al Máster en Traducción Audiovisual de la Universitat Autònoma de Barcelona, en la ciudad homónima. Afortunadamente me admitieron, y a fines de agosto de 2016 me tomé al avión que me llevaría a cumplir uno de mis sueños. El curso en sí es súpercompleto ya que abarca todas las modalidades de traducción audiovisual: subtitulado, doblaje, localización de software y videojuegos, postedición, audiodescripción para ciegos y subtitulado para sordos (estas dos últimas materias entran dentro del campo de la accesibilidad). Tuve un poco de teoría pero principlamente ejercicios de práctica, que me resultaron muy útiles y me permitieron adquirir agilidad a la hora de usar programas de traducción asistida, como por ejemplo Subtitle Workshop, Memsource, MemoQ, etc. Fue muy enriquecedor también ver cómo es el mercado laboral en un país desarrollado como España; y a la vez, un poco desilusionador confirmar que la figura del traductor está casi igual de desvalorizada que acá en Argentina, y que, más allá de las fronteras geográficas, la lucha es la misma para todos los traductores.

  • ¿Creés que es necesario para el traductor especializarse luego de obtener el título?

J: Creo que eso depende de la carrera de grado que se haya hecho. Por ejemplo, en España el título es de “Licenciado en Traducción e Interpretación”, que ya de entrada suena muy general. Por eso es que la mayoría de mis compañeros del máster se habían recibido el año anterior, casi no tenían experiencia laboral, optaron por especializarse antes que nada. En cambio, acá en Argentina la traducción está bastante inclinada al ámbito jurídico, la gran mayoría de los títulos de universidades argentinas donde se puede estudiar traducción son “Traductor Público Inglés – Español”, con lo cual ya se sale con una cierta especialización. Además hay que sumar el hecho de que la oferta de posgrado acá no es tan amplia. De todas formas, uno siempre puede hacer cursos o elegir un ámbito del saber que le interese y aprender por sus propios medios. El saber siempre suma y no ocupa lugar. Y al especializarse en uno o un par de sectores probablemente sea más fácil encontrar trabajo.

  • ¿Qué consejo le ofrecerías a los traductores noveles que te están leyendo en este momento?

J: Que nunca bajen los brazos pero que tampoco se dejen explotar; que se guíen siempre por los valores e ideales que tienen como persona. Que el esfuerzo, las ganas de trabajar y la fuerza de voluntad son los ingredientes fundamentales para lograr hacer realidad sus sueños. Que está bien equivocarse para poder aprender de cada error y así superarse a sí mismos y contribuir a ser excelentes profesionales dentro de esta hermosa profesión. Como dijo Mahatma Gandhi, “un esfuerzo total es una victoria completa”.

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